Cuando hablamos de servicio turístico cada vez hay más definiciones de lo que debería ser algo sencillo, directo de productor a cliente. Antes estaba claro, había turistas/visitantes y locales, hoy en día hasta los visitantes se dividen en categorías que a veces nos complican el servicio que tenemos que prestarles si queremos cuidar todos los detalles. Tenemos turistas que viajan a destinos de moda, turistas culturales, ecoturistas, turistas individualistas, aventureros, los que buscan comodidad, turistas convencionales, turistas de descanso, turistas deportivos, científicos, de negocios, de congresos y convenciones, étnicos, religiosos, gastronómicos, de compras, drifter (vulgarmente llamado mochilero)  etc y no digamos ya los que ocupan los nuevos nichos de mercado:

Dinks (acrónimo inglés para Double Income No Kids, dos sueldos sin niños), Grupos de mujeres (apasionadas del viaje que buscan conocer la realidad femenina de los destinos), BoBo´s (en inglés se refiere a Bohemian Bourgeoise o burgueses bohemios),  Millennials (son la generación del ‘ahora’, buscan la rapidez y la inmediatez), Viajeros del lujo (la clase VIP emerge como un nicho diferenciado), Familias con niños (la etiqueta “family-friendly” prolifera en muchos establecimiento), Singles  (Las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental a la hora de crear productos y servicios específicos para este segmento),  Pank (acrónimo para Profesional Aunts o las llamadas “tías profesionales”), Familias monoparentales (1 adulto con hijos), Turismo halal (el término “halal” se refiere a lo que es admisible para un musulmán en cuanto a comida, disposición del espacio, personas a las que dirigirse, las actividades que pueden realizar…)

Por todo lo dicho no se trata sólo de viajar sino de hacer acopio de experiencias, emociones, sentimientos… Toman fuerza valores como proactividad o creatividad aplicada a los servicios, máxime en un destino de gran afluencia turística como es el nuestro. Si tenemos una empresa de servicios hay que tener muy en cuenta todos los conceptos antes mencionados y muchísimos más si queremos estar al cabo de las tendencias imperantes para optimizar nuestros recursos y diferenciarnos de un modo efectivo. Todos queremos que los clientes elijan nuestra empresa, nuestra compañía, que hagan click en nuestros perfiles de redes sociales y visiten nuestras webs aunque cada vez es más difícil conseguir que nos «sean fieles» ¿por qué? Hoy en día, no sólo se viaja para cambiar de escenario y/o realidad sino también para vivir experiencias cada vez más exclusivas, el aspecto vivencial y las relaciones humanas se convierten en herramientas para diferenciarnos de la oferta. Los clientes no son sólo eso, ahora pasan de ser «cautivos» de un servicio a ser activos demandantes de sensaciones nuevas, toman las riendas y el control, pasan de ser consumers a ser prosumers creando sus experiencias con los operadores y gestores del destino.

El turismo creativo es una tendencia en que los turistas viajan alrededor del mundo para descubrir los aspectos poco conocidos de un destino y su cultura mediante su participación en actividades creativas con los autóctonos. Más allá, la imagen ” romántica” del viajero, este es un segmento turístico en auge, impulsado por una creciente demanda y acompañado por la profesionalización del sector. Este concepto surgió en la década de 2000, fruto del trabajo de investigación de los profesores Greg Richards y Crispin Raymond. Hoy en día se declina en una infinidad de variantes que confluyen en el Creative Tourism Network® (CTN), red internacional para la promoción del turismo creativo.