Lanzarote es una gran superviviente a las condiciones más extremas, y lo es gracias a sus habitantes. La capacidad de adaptación a un territorio tan exigente como delicado ha marcado la historia y el devenir de esta isla.  Las imágenes de, digamos la década de los 50, están plagadas de estampas tan duras como austeras. Alimentación básica y aprovechamiento 100% de todos los recursos al alcance de los conejeros, que no eran muchos.

De entre muchas personas relevantes por sus aportaciones a la Sociedad de Lanzarote, destaca uno y su relación con un segundo, estamos hablando de Manuel Díaz Rijo y Ginés de la Hoz. Ingeniero naval el primero y alcalde de Arrecife el segundo.

Hablemos de Manuel Díaz Rijo, hijo de una familia acomodada de la Vegueta, que vivió la época en que se guisaban las papas del vecindario de forma comunal en un solo espacio y recipiente, de cuando se sobrevivía apenas con el agua recogida de la lluvia (recordemos que la pluviosidad media de la isla es bastante exigua). Tras graduarse como ingeniero naval, tuvo la oportunidad de trabajar en la época franquista en el Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo y allí conocer proyectos de gran calado; hubo uno en especial que le provocó su momento “Eureka”. Supo que los barcos de guerra llevaban una desaladora integrada por lo que no era descabellado pensar que Lanzarote pudiera tener una. Ahí comenzó la aventura y entró en escena Ginés de la Hoz al que le comentó la idea y comenzó la gran aventura del agua. Tras recibir no poco apoyo y el respaldo del Ayuntamiento de Arrecife, llegó 1965 y con él, el “milagro” por el que de los grifos conejeros manaba agua dulce.

 

Fuente: Imágenes tomadas del Discurso leído en el acto de su recepción como Académico Correspondiente en Lanzarote de la Academia de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote, por D. Manuel Díaz Rijo, el día 20 de julio de 2007.

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Así, dicha infraestructura pasó a ser parte vital para la subsistencia en la isla y a complementarse con los sistemas tradicionales de almacenamiento: maretas, aljibes, pozos y alcogidas.

Maretas: este sistema, consiste en acondicionar el cauce de un barranco o similar para dirigir el agua de lluvia hacia un depósito. El agua contenida en las maretas era destinada al consumo humano y de los animales. Es un ejemplo de ingeniería hidráulica sencilla. En Lanzarote tenemos la Gran Mareta de Teguise (antigua capital) a los pies de la Montaña Guatifay. También se encuentran las Maretas de don Paco Ramírez, en San Bartolomé o las Maretas del Estado, en Arrecife.

Aljibes: Depósitos subterráneos para agua potable, normalmente construidas bajo las casas o las eras. Un ejemplo destacable sería el Aljibe de Haría, capaz de abastecer a todo el pueblo (hoy en día es una sala de arte). El sistema para hacer llegar el agua hasta ellos era el de las alcogidas, haciendo resbalar por ellas el agua aprovechando laderas de las montañas o algún otro desnivel apropiado.

Pozos: excavaciones directas en forma cilíndrica hasta llegar al acuífero del que se extraía el agua. Habituales en la zona norte de la isla, en el Macizo de Famara o Haría.

 

Estamos en 2020 y el agua sigue siendo el eje transversal que nos une a todas las personas. Es indispensable para la vida y desde luego para el sector primario. La agricultura sin agua no puede existir, pero el agua de la que bebe tiene que ser de alta calidad, de lo contrario, los suelos se empobrecen y al final no se obtiene ni la cantidad ni la calidad esperada del producto final.

Actualmente el agua forma parte de nuestra vida sin ser muy conscientes de lo que sería el perderla. Cuando todavía estamos inmersos en una crisis sanitaria sin parangón, nos planteamos la posibilidad de perder, además de nuestra pasada realidad, este bien tan preciado. Los sistemas actuales de producción y depuración de agua así como su distribución no están proporcionando al sector primario un agua de óptima calidad para el riego y eso es un peligro, una bomba que no acaba de explotar. Los cultivos de Lanzarote meritan un agua de calidad.

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A continuación te mostramos un vídeo, grabado y cedido por Francisco Armas a www.memoriadelanzarote.com, recoge la llegada en 1964 de la maquinaria con la que se construyó la primera potabilizadora de Lanzarote (islas Canarias), la cual marcó un antes y un después en la evolución de la isla. La potabilizadora de Lanzarote fue la primera para uso urbano y público de Europa y una de las primeras del mundo concebida como planta dual, para producir agua y electricidad.

Como se recoge en esta noticia del periódico ABC Canarias: «La primera desaladora de Canarias era de General Electric y procedía de Guantánamo, en Cuba, donde Estados Unidos tiene una base militar. La llegada de la desalación desarrolló en Canarias inversores privados como Canaragua, Elmasa, Aguas de Telde o Teidagua y normativas insulares específicas como la Ley del Agua«.

 

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